Batiéndose el cobre, por Juan Luis Cano
Unas poquitas canas en las sienes en el caso de los hombres pueden resultar atractivas, un pelo más canoso también puede ser resultón, pero la verdad es que da un aspecto de viejuno ineludible. A quien esté encantado con ello no le importará, pero a quien sufra por los avatares añosos el cobre le ofrece una posibilidad paliativa. Me explico: Si te pones hasta las trancas de cobre, tu organismo generará más melanina y además te saldrá el colágeno por las orejas, de tal modo que tu color de pelo se mantendrá por más tiempo y su fortaleza y lustre se verán favorecidos.
- Desde luego, Gerardo será un capullo, pero tiene un pelazo con un lustre… ¡Y no le sale ni una cana, al cerdo!
- Irá teñido.
- ¡Que va! Le ha dicho su mujer a la mía que son amigas, aunque se ponen a parir en cuanto una de ellas se da la vuelta, que es que en su casa comen mucho cobre y eso ayuda a tener el pelo así.
- ¿En serio? Pues yo a partir de mañana me lio a pegar “bocaos” a las cañerías.
- Ni se te ocurra, que ahora son de PVC y es indigestísimo.
- ¿Y tú cómo lo sabes?
- ………..
El cobre se encuentra además de en las tuberías antiguas y en el interior de los cables (que no es muy recomendable ingerir para evitar cortocircuitos internos) en los garbanzos, las lentejas, las judías, vamos, en las legumbres en general… el chocolate, los cereales, el hígado, las vísceras, los frutos secos, el marisco, las ciruelas y las pasas. O sea que en casi todo lo que se puede comer, pero también es cierto que hay que andarse con cuidado porque un exceso de cobre en el organismos además de pesadez de estómago, puede ocasionar trastornos renales y hepáticos, además de problemas en el hígado y en los riñones (que es lo mismo, que ya lo sé, que era broma).
- Maribel ya sé lo que quiero comer mañana.
- ¿El qué?
- Un guisito de garbanzos, lentejas, judías, vamos, legumbres en general… chocolate, cereales, hígado, vísceras, frutos secos, marisco, ciruelas y pasas.
- ¿Te has vuelto loco, Jose Luis?
- No, que es bueno para las canas.
- Pero si tú eres calvo.
- ¡Ya estamos tocando las narices!
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