Boda Real: así fue el evento más esperado del año

Tras un montón de meses de rumores y cotilleos, por fin llegó el día más esperado para el Príncipe Harry y Meghan Markle. El pasado sábado, 19 de mayo, la pareja se daba el sí quiero en la capilla de San Jorge del Castillo de Windsor. La famosa Boda Real se vivió en un soleado y primaveral día, que convirtió al evento en uno de los más bonitos de su clase.

Vayamos por partes. Seguro que muchos de vosotros, como yo, estuvisteis pegados a las pantallas para ver rápidamente el vestido de novia de Meghan Markle. Pero, además, había unas cuantas intrigas que se debían resolver y eso solo ocurriría durante la Boda Real. Al parecer la familia de la actriz no se lo ha puesto nada fácil y esa sombra ha estado pesando sobre el enlace durante las semanas previas.

Sabíamos que el padre de la novia, ahora ya la duquesa de Sussex, no podría llevar a su hija hasta el altar a causa de una afección cardiaca. A la enfermedad hay que sumar también los múltiples escándalos protagonizados por su progenitor. La duda, se cernía sobre quién acompañaría a la actriz hasta el altar. La verdad es que muchos pensábamos que lo haría su madre, Doria Rangland, pero la sorpresa fue aún mejor.

Meghan de Sussex le dio protagonismo a su madre al llevarla junto a ella en el coche nupcial que la dejaría en el Castillo de Windsor. Pero, la madre de la novia bajó unos metros antes, para que la futura mujer del príncipe Harry terminara el periplo en solitario, acompañada de dos pajes reales (niños). Al llegar Meghan entró sola a la capilla. ¡Maravilloso! He aquí el primer mensaje de la novia. Ella es una feminista declarada y no necesitó el brazo de nadie para hacer su entrada triunfal.

A mitad del recorrido, el príncipe Carlos la estaba esperando para acompañarla en tan solo un tramo del enorme pasillo de la Capilla de San Jorge. Pero, como era de esperar, no la entregó al novio, simplemente la acompañó.

El vestido de la novia en la Boda Real

Y ahora llega el secreto mejor guardado de esta Boda Real. El vestido de Meghan Markle. Sin duda, fue una elección perfecta, sencilla y elegante. No necesitó mucho para estar radiante y eso nos alegra bastante. La actriz apostó por un diseño de Givenchy, firmado por Clare Waight Keller, la directora creativa de la firma, que es británica.

Se trata de un sencillísimo vestido blanco, de líneas rectas, escote barco y pequeña cola. El vestido se complementaba con un velo de 5 metros, muy simple, en el que estaban bordados detalles florales que representaban la Commonwealth. Una novia radiante y perfecta. Como dicta el protocolo, lució una tiara de diamantes, perteneciente a las joyas de la corona.

Hubo voces que aseguraban que el vestido le estaba grande, que no le ajustaba perfectamente, etc. De verdad, que yo pienso que no podía estar más perfecta. En cuanto a su beauty look, poco podemos decir. Su maquillaje fue sencillo hasta decir basta. Nada de ostentaciones, logró un efecto cara lavada ideal.

Lo mejor de la ceremonia: los novios

Por fin dio comienzo la Boda Real, que ya se ha convertido en el acontecimiento nupcial del año. El príncipe Harry esperaba a su novia en el interior de la capilla, acompañado por su hermano. Ambos lucían uniformes de gala del ejército del aire británico. Viendo al novio es fácil entender porqué es uno de los personajes más queridos y entrañables de la Casa Real británica.

Durante la emotiva ceremonia, en la que pudimos ver todo tipo de guiños a la novia, como el coro góspel o al obispo Michael Curry, quien parafraseó a Martin Luther King en más de una ocasión, los novios no dejaron de mostrar señales de amor. Él le dijo que estaba impresionante y ella parecía feliz en todo momento.

Como ya ocurrió en ocasiones anteriores, Meghan Markle no le prometió obediencia a su príncipe durante los votos. Y es que a veces el protocolo está tan anticuado que hay que saltárselo sí o sí.

Ya casados, salieron de la capilla y ¡hubo beso real! Tras un recorrido, como manda la tradición, en coche de caballos, se fueron a protagonizar la recepción que había organizado para ellos la Casa Real.

Al caer la tarde los novios salieron para acudir a otra fiesta. En esta ocasión una recepción mucho más íntima a la que solo acudirían unos 200 invitados, entre amigos y familiares cercanos.

El segundo vestido de Meghan Markle

Sabíamos que Meghan Markle se cambiaría de vestido, para acudir a la fiesta nocturna. En esta ocasión, la novia apostó por otra diseñadora británica. Stella McCartney firmaba un vestido maravilloso, de cuello halter y espalda abierta. También una pieza sencillísima, que iba genial con el estilo de la actriz.

La novia lució un perfecto anillo, que su ya marido le regaló tras la ceremonia. Se trata de un anillo que perteneció a Lady Di, la madre del novio.

Esta Boda Real ha sido, sin duda una de las más emotivas y diferentes de la historia de los enlaces británicos. Los invitados a la ceremonia también contribuyeron a ello, ya que además de casas reales este enlace recibió a infinidad de personajes del mundo del espectáculo y el deporte de ambos lados del charco. Mañana analizaremos el estilo de los invitados.

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