Locos por la moda

Si cada año ponen los turrones antes en el súpermercado, lo de las cenas navideñas también se nos está yendo de las manos. Que si como son muchas y luego tienes la del trabajo, la de los primos, la del gimnasio y la de (inserte aquí su enésima cena navideña), el día menos pensado empezamos en agosto. Así que no hay vuelta atrás: comienza el carrusel de modelitos. Y DWZ Servicio Público viene a vuestro rescate con la primera sugerencia que además será la solución única a todos vuestros problemas: el vestido de terciopelo.

Que lo mismo vale para ir de boda que a tomar café con tus amigas. Bueno, puede que el mismo no, pero digamos, el concepto. El terciopelo es el rey absoluto de la temporada, y si con sandalias, botas, pantalones y chaquetas no teníamos suficiente, ahora llega en forma de vestido.

Con distintos cortes, pero siempre con ese aire clásico que se renueva y que dice que no quiere ser viejuno, hasta el punto de atreverse con unas sneakers o unas Converse

Vestidos con personalidad, que bien podrían encajar como decíamos en el granny style, pero que tu abuela nunca combinaría de esa forma (me encanta el vestido morado)

Uno de sus principales handicaps es que al ser un tejido grueso es complicado “ponerle” algo encima. Quizá una chaqueta, pero si es de manga larga resulta un tanto anatómico

Uno de los cortes que más fuerte está pegando es el vestido cruzado o wrap, con escotamos como el de Reformation, que es nivel dar las campanadas (el color miel de la derecha).

Si son con corte lencero, tiene la opción abrigada de meterle un suéter de cuello vuelto debajo, o la que yo denominaría no-apta-para-suegras de la Jenner, con suje dominatrix.

¿Os acordáis de este azul? Fue un best seller de Zara la temporada pasada. El rollo Gucci con blusa de puntilla debajo es como mono pero a su vez un pelín forzado, ¿verdad?

Renovado, aparente, calentito… El terciopelo lo tiene todo para triunfar esta temporada. Así que no es de extrañar que todas las tiendas se hayan entregado al ciertopelo a él en cuerpo y alma.

Como Zara, con este vestido cruzado que a alguna le recuerda al de Reformation pero más casto y que cuesta 29,95 euros; o el célebre y agotado drapeado, que tenía un precio de 29,95 euros.

En Mango vamos a darle una oportunidad al cut-out (aunque ya huele un poco) con este vestido negro con ligero brilli brilli (genial de precio, 19,99 euros) y nos adentramos en el slip dress con este verde botella que cuesta 59,99 euros.

H&M se pone sexy con otra versión wrap (29,99 euros) y esta otra con falda tubo y abertura en el pecho (49,99 euros).

Escote de vértigo en Stradivarius, con este vestido tipo skater que casi llega hasta el ombligo (literalmente) y que cuesta 22,95 euros. El estampado así tan pared de restaurante chino no sé si me gusta o me horroriza. Su precio, 25,95 euros.

Y en Sfera, brilli brilli mix terciopelo en versión LBD con espalda casi al aire (29,99 euros) y lencera (23,99 euros)

¿Será el terciopelo nuestra salvación estas Navidades?

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En una primera impresión podría resulta un #conmigoquenocuenten de libro, pero antes de que el jurado emita su veredicto de pena capital, dejen que la defensa exponga sus pruebas. Porque, señorías, que se ha llevado en las semanas de la moda, ha quedado probado; que en el fondo no es tan complicado, lo aseguran los expertos. Y las huellas demuestran que el low cost es un colaborador necesario. ¿Tendrá esta tendencia coartada?

La idea inicial no es fácil de asimilar: vestido, lo más cantoso posible, sobre pantalones vaqueros flared y deportivas como calzado. Loca total, para que engañarnos.

A veces, el vestido actúa como una túnica sobre otro estilismo ya completo, como este de Vetements sobre pantalón y camiseta rockera

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Si, la cosa va de calcetines este otoño. Pero en el fondo es de agradecer, porque cuando llega la hora de ponerse un pantalón (y eso que yo soy más bien de la otra acera, del team vestido/falda), una no sabe si es más horroroso el calcetín de media color carne o los tupidos que pululan por tu cajón de las medias como recuerdo de ese nuevo viaje a Calzedonia en el que no pudiste resistirte a comprar la oferta de cinco. ¿En realidad conocéis a alguien que se haya resistido? Pero volvamos al tema que nos ocupa. Así que este año, además del asunto rejilla, tenemos un nuevo factor a tener en cuenta en el mundo calcetín: el brilli brilli. Pero no un brilli brilli cualquiera. Glittery, sparkle, lurex… Los llamemos cómo los llamemos, si no quieres rejillas, tus pies van a estar metalizados.

Porque ahora que el largo de los vaqueros exige enseñar tobillo, los calcetines (necesarios cuando bajan las temperaturas nos pongamos cómo nos pongamos) pueden ser el toque distintivo (eso que llaman la llave) de nuestro estilismo.

Esta vez no os estoy pidiendo mucho, aunque claro, el asunto se complica cuando aparece la pareja de baile. Porque para que los sparkle socks brillen en toda su plenitud, nada mejor que una sandalia (y esta temporada, que sea de terciopelo).

Aunque también hacen buenas migas con mocasines y zapatos de tacón medio, dándole un toque divertido a los looks más grises de tu invierno

Siempre de día, no es un calcetín fiestero, sino que le gusta pasear a la luz del sol

También lo aceptamos en versión media, aunque repetimos, la clave está en olvidarnos de la noche y darle juego a nuestros estilismos diurnos si me apuráis más informales, con denim e incluso sneakers.

Y no nos faltan opciones. Comenzando por Stradivarius, que los trae en varios colores (gris/plata y negro/rosa) por sólo 5,95 euros, aunque ahora están agotados.

En H&M también encontramos varios tonos, aunque los más interesantes sean estos metalizados, que cuestan 7,99 euros.

Asos añade el color azul a nuestra fiesta calcetinera, con este par que tiene un precio de 4,99 euros

¿Qué se te han antojado unos verdes? En Topshop los encuentras por 5 euritos

Y si lo tuyo son las medias, Zara nos trae estas en tonos plata y oro por 12,95 euros

Una vez más, al menos el invento nos saldrá barato…

¿le damos una oportunidad al calcetín brilli brilli antes de que se convierta en plaga?

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Cada flor tiene su jardín y cada temporada tiene su post de tendencias absurdas en las que… sí, es posible que terminemos cayendo, porque ya hemos aprendido que nunca digas de este agua no beberé y esa ropa no me la pongo yo ni muerta. Aún así, y con el riesgo de que la hemeroteca blogger me juegue una mala pasada en el futuro, me atrevo a dejar constancia de las cinco tendencias que me niego a llevar este otoño. He dicho.

1. Corsets. Se han repetido hasta la saciedad en el street style de las semanas de la moda y varios son los diseñadores que han apostado por ellos, como Prada. En una oda total al absurdo, se llevan sobre chaquetas y abrigos, con un toque levantador de peso que no termino de entender. Pero más allá de la estética, me dan escalofríos de pensar pasar una jornada laboral sentada delante del ordenador con eso oprimiendo mis carnes barriguiles.

2. Lentejuelas con sneakers. En una vuelta de tuerca más del arreglada pero informal o doctrina del chandal con tacones, el personal se vuelve loco y combina bambas de tela con faldas de lentejuelas, con el toque de gracia de los calcetines blancos de rayas. El Carnaval era en febrero, y a no ser que seas una diosa del estilo, no saldrás viva de esta.

3. Pantalón serpiente. Confieso que viendo algunas imágenes me vuelvo débil y podría llegar a gustarme, pero me imagino mis piernas dentro de ese estampado y me dan escalofríos. Hay tendencias que no están hechas para todas y esta es una de ellas. Ante el riesgo de desprendimiento de retina masivos en la calle, las autoridades deberían tomar medidas.

4. Estilo Vetements. Vale, el rollo sporty no es lo mío, pero la vuelta de tuerca de la firma francesa, con ese aire chungo a lo traje del emperador (miles de euros por una sudadera), me supera. Inexplicablemente está llegando a todas las marcas de forma masiva, con esas camisetas y sudaderas de algodón oversize con letras góticas tan tronista choni de MYHYV.

5. Slip dress + sudadera (o camisa rockera). Vale, homenajeamos a los noventa y nos colocamos los vestidos lenceros sobre camisetas básicas blancas. O sobre camisas. Pero que no se nos vaya la mano con las superposiciones absurdas, como con sudaderas (da agobio verlo sobre una prenda tan gruesa) o las dichosas camisetas rockeras, que valen para todo. Y no, no todo vale.

Esta es mi lista. Así que os toca…

¿Cuáles son vuestros conmigo que no cuenten de la temporada?

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 Porque hay clones en los que hay que echarle imaginación al asunto para encontrar las semajanzas y otros que parecen haber salido de la sección de pasatiempos de cualquier dominical. Con los de hoy tendremos que poner el zoom al máximo para señalar las diferencias con los diseños originales. ¿Aceptas el reto?

En el número 1 del ranking de hoy, Mango, que se ha marcado esta versión de las slides de Gucci a la que prácticamente le ha cambiado el color, el detalle de la costura lateral y los eslabones (porque eso ya sería falsificación). Los originales cuestan 530 euros; los cloneros, 49,99 euros.

El segundo hallazgo, que me envía Beatriz S., se queda cerca de la excelencia del primero, aunque nos lo pone un poquito más fácil con eso de las diferencias. Martinelli cambia los puntitos en el talón de los formados por Tods por esos perforados tan típicos de los brogues, además de añadir el contraste del plateado. Aunque como siempre la principal diferencia es el precio: los originales cuestan 470 euros; los cloneros, 69,30 euros.

Llegó a estar en mi armario, pero tenía un doble handicap en su contra, desde mi punto de vista: al ser de tirantas, es indispensable un top debajo, preferentemente de cuello vuelto, lo que nos lleva al #teamagobio; y por otro lado, el terciopelo es tan gordo que hasta una chaqueta encima puede quedar rara. En fin, que tomó el camino de vuelta a Zara. Ahora veo que es un clonazo de este diseño de Valentino, al que únicamente le han cambiado el tejido por este otro estampado. El de la firma italiana cuesta 4.800 euros; el clon, 39,95 euros.

La que ha hecho saltar la liebre ha sido Virginia L., con toda la razón del mundo, porque sólo ver el bolso nos hace pensar qué marca habrá detrás. Ella lo emparejaba con un diseño que creo que a su vez es otro clon, porque me da en la nariz que el original que ambas marcas iban buscando es este de Chanel. Un bolsito joya con forma de pirámide que hemos visto a algunas celebrities pero que debe ser vintage, porque no localizo la colección. Ahora es Mango quien lo intenta, cambiando la cadena por una cinta de cuero. Parece un poco limosnera de Primera Comunión, pero ojo, que es Premium y cuesta 99,90 euros.

¿Qué clon ganaría nuestro concurso de busca las diferencias?

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Porque puede que los diseñaran pensando en que serían objetivo fácil de los clonadores, o que los diseñadores vieran en ella esa capacidad para ser clonada, estas prendas olían a clon desde la primera vez que las vi. Y cuando el sentido arácnido se dispara…

La Marant siempre lo pone fácil, y es que sus colecciones siempre son de las más comerciales que vemos en las pasarelas. El charol es una de las súper tendencias de la temporada, por lo que era evidente que el clon de estos pantalones era cuestión de tiempo. No tengo precio del original pero sí del clon: 39,95 euros.

También lo puso fácil Valentino cuando puso sobre la pasarela el ya célebre vestido mostaza de terciopelo. Ya hemos visto alguna versión y ahora es Mango quien lo intenta, quitándole parte del encanto al tiempo que le da usabilidad al cambiar el color por negro. Cuesta 39,99 euros.

Los abrigos de Mr&Mrs Italy son uno de los hits de la temporada. Ya vimos el clon de Mango con la bomber firmada por The Blonde Salad, y las versiones de parkas y bombers con pelo de colores se reproducen como por esporas. Esta es de Pull&Bear, y como veis, bastante más cercana que la otra. La original cuesta 5.360 euritos de nada; el clon, 49,99.

Desde que lo vi en la web de Sfera sospeché de este vestido. Ese slip dress con estampado tartán no podía ser casualidad. Y hoy, casi por accidente, he llegado a la colección Pre-Fall 2016 de Vuitton y me he encontrado con esto. ¿Tendrán los diseñadores sfereros coartada? No hay precio del original pero si del clon: 25,99 euros.

A la mayoría de la población nos parece un horror, aunque he de reconocer que con el tiempo el ojo casi se me ha acostumbrado a ellas. Las sneakers deluxe que trajo a nuestras vidas Dior y que también se dejan ver en Miu Miu. Para un lujo de andar por casa tenemos estas de Mango. Las primeras tienen un precio de 1.1195 euros; las cloneras, 49,99 euros.

¿Qué candidato entra en la lista de los grande éxitos cloneros?

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Vale, no hace falta que saque la bola de cristal para que augure que más de un 90% (siendo optimistas) de vosotras me vais a dar un #conmigoquenocuenten como respuesta, pero ya sabéis que me apasionan las causas imposibles y si hay una forma de calificar la tendencia de hoy es esa, imposible. O no tanto. Porque,  ¿a quién no le ha pasado eso de que se te escurre el calcetín media y se te termina viendo el elástico por el filo del pantalón? Pues ahora es guay. Pero guay nivel avanzado. Si quieres rejilla, lo de los pantys está tirado. Aquí tenemos un nivel, ya lo sabéis. Y el objetivo es este:

Vale, ya me habéis soltado el primer “a esta Carmeron se le ha ido de las manos”. Pero no se me amotinen. Primer punto positivo: es barato. Puede que no más de 2 euros.

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Nunca se tienen suficientes. Esa frase que podemos aplicar a varias prendas del universo fashionista se vuelve más veraz que nunca cuando hablamos de botas. A la rodilla, estampadas, print animal… La colección hay que completarla inexcusablemente con unas botas militares. Ya tenemos la chaqueta, nos falta el calzado. ¡A las trincheras de la moda!

En las pasarelas las hemos visto, y mucho muchísimo. Blancas en Alexander Wang, con tachuelas en Burberry.

Con puntera de color (y reforzada) en Prada (me encantan los leotardos de rombos). Valentino deja por una vez su lado lady delicado para lanzarse de lleno al barro.

Por las blancas no paso, por muy Dolce&Gabbana que sean. Las de las hebilla, que serían algo así como de militares moteros, son de Jimmy Choo.

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