Cómo cuidar la piel y prepararla para el otoño
La transición de verano a otoño puede ser complicada de asimilar para nuestra piel, sobre todo por los cambios continuos de temperatura, humedad y viento. Sin embargo, a pesar de todo, el otoño es la estación perfecta para que la piel se recupere de los excesos del verano y se prepare para las bajas temperaturas que afrontará durante el invierno.
El otoño es la estación de transición entre las dos épocas más extremas del año. Por su naturaleza, el clima durante el otoño suele ser muy cambiante e imprevisible, con unos días soleados ideales para disfrutar de las mejores terrazas de la ciudad, y otros días lluviosos y fríos en los que te provoca quedarte en cama todo el día. Como nuestra piel está expuesta a todos estos cambios, puede sufrir los estragos si no le prestamos los cuidados necesarios.
Ayudar a la piel a recuperarse y prepararse en otoño
La importancia de la hidratación
La hidratación es la base de una buena salud cutánea. Así como necesitamos agua para vivir, nuestro cuerpo necesita una hidratación adecuada que vaya acorde a nuestra edad y al estilo de vida que practiquemos. Beber ocho vasos de agua al día como mínimo es una parte fundamental y aunque parezca obvio recordarlo, en otoño hay un mejor clima y tendemos a olvidar esta regla por no sentir demasiada sed.
El otro tipo de hidratación tiene que ver con las cremas hidratantes o lociones que te apliques después del baño (como las maravillas que vende Skinlove, tu tienda de cosmética natural). El frío tiende a resecar nuestra piel, y la ayuda de estos productos externos puede marcar la diferencia. El otoño es una época de temperaturas realmente moderadas, por lo que nuestra piel no se siente demasiado agredida como ocurre en otras estaciones.
Cuidar la alimentación
La buena salud de todo nuestro cuerpo depende de la buena alimentación que mantengamos. Reponernos de los excesos de las vacaciones y volver al gimnasio es fundamental para balancear nuestra dieta y llevar un estilo de vida más sano. Reducir el consumo de azúcar, cafeína y productos procesados se traducirá en beneficios físicos que van desde tener una piel más sana hasta un mejor funcionamiento renal.
Reduce las duchas
Es normal que después de un largo día de trabajo quieras llegar a estar una hora bajo el agua caliente porque te relaja, pero pasar demasiado tiempo en la ducha perjudica nuestra piel porque elimina la capa protectora que la recubre y la deja deshidratada. Es mejor si las reemplazas por duchas cortas y en la medida de lo posible, con agua templada para que no reseque tanto nuestra piel, sobre todo la del rostro y sus alrededores, que es la más delicada.
Evitar el exceso de jabón
En otoño sudamos menos y las duchas se van acortando a medida que arrecia el frío. Por consiguiente es recomendable que bajemos las dosis de jabón que nos aplicamos porque hacerlo en exceso puede agredir demasiado nuestra piel. Estos excesos también hacen que la piel pierda su capa protectora natural y la estropea, por lo que lo mejor es que reserves el jabón para zonas más necesarias como las axilas o las zonas íntimas.
Antioxidantes
Tomar las vitaminas necesarias también hará mucho por nuestra piel. La vitamina C es el antioxidante por excelencia y viene en forma de ampollas de fácil aplicación, que ayudan a darle luminosidad a la piel y combaten el proceso oxidativo del rostro. También puedes consumirla de manera natural agregando a tu dieta alimentos como la naranja, el limón o la zanahoria.
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