Cómo ser el invitado perfecto en una boda
Comienza la temporada de bodas y, aunque las chicas no lo creáis, nosotros también tenemos que pensar bien el dress code que vamos a llevar. Todo depende del tipo de boda al que estemos invitados y aunque soy de los que piensan que el protocolo está para saltárselo, también creo que hay reglas que no debemos olvidar para ser el invitado perfecto.
Para ir a una boda los hombres solo tenemos tres opciones: el traje de chaqueta, el chaqué o el frac. Aunque os diré que a pesar de que el protocolo diga que el esmoquin está destinado para otros eventos, a mi un chico en esmoquin me fascina.
Si no hay dress code en la invitación, hay que tener en cuenta la hora de la ceremonia: el chaqué es para bodas de día, el frac para bodas muy formales de noche y el traje nos puede acompañar en ambas y en todas las demás opciones. Ya sabéis que el chaqué sólo debe llevarlo el novio, el padrino y los testigos, a no ser que el protocolo de la invitación requiera que lo lleven el resto de invitados. Esos invitados que vistan chaqué tienen que llevar el chaleco de un color diferente al del novio.
La hora de la boda determina también el color del traje. Si es de día lo recomendable es ir en colores más claros, como los grises, azules, marrones o tostados. Si es una ceremonia de noche hay que decantarse por tonos más oscuros, como el gris marengo, el navy o el negro. Si eres de los que te gustan los chalecos -parece que ahora hay una nueva ola “chalequil”- el protocolo dice que debe ser del mismo color y tejido que el traje, pero veis, esta es una de las normas que a mi no me importa saltarme. Con americana de dos botones hay que llevar abrochado sólo el de arriba y con la de tres botones, sólo el de en medio. ¿Veis chicas como tampoco lo tenemos tan fácil? Pues esperad que aún hay más.
La elección de la corbata es también imprescindible, hay que tener en cuenta el color y el diseño de la camisa, deben ir en consonancia. No os recomiendo mezclar estampados más que a los muy classy. Ante la duda, optad por una camisa blanca. ¡No falla y pega con -casi- todas las corbatas! Una alternativa, para el que le guste, es la pajarita. Eso sí, sólo es apta para bodas de día y sin que destaque demasiado, debe ser discreta y combinar con el color del traje.
Ya que los chicos estamos un poco limitados al traje, a mi me gusta jugar todo a los complementos. Los zapatos han de ser siempre Oxford e ir a tono con el cinturón. Aunque el negro suele ser el color más recurrente, para una boda más informal y con traje azul, yo me lanzaría con unos zapatos marrones. Y en los gemelos, pañuelos y calcetines es donde puedes arriesgar sin miedo. ¡Esos detalles marcan la diferencia entre un invitado y un invitado perfecto!
Aunque el protocolo dicta sus normas, hay muchas veces que no queremos pasar desapercibidos. Eso sí, sin pasarse. Menos es más y con un toque sutil muchas veces se consigue el doble. Pero vamos, que soy de los que piensa que arriesgar si eres el invitado está permitido.
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