Enchufados, por John Queras
Los tecnotorpes somos los verdaderos outsiders de esta sociedad que, vista desde el espacio exterior, no es más que un interminable océano de cables, enchufes, cargadores y memorias portátiles. Por eso, los que no hemos sido bendecidos con el don de la tecnología, celebramos las pequeñas victorias como si fueran el acontecimiento del siglo. Basta presionar el botón de on y que el aparato en cuestión se encienda para montar una fiesta de tres días con sus noches en la que no desentonaría ni el mismísimo Charlie Sheen de subidón. Pero incluso el más negado, como el que firma estas líneas, reconoce que el binomio tecnología-belleza es un acierto se mire por donde se mire. Hoy os traigo tres ejemplos que lo demuestran.
Philips acaba de presentar la nueva Serie 3000 que, a cambio de una inversión muy razonable (73 €), proporciona un afeitado cómodo y apurado. Su sistema de cuchillas de perfil redondeado permite que la afeitadora se deslice sobre la piel sin cortes ni fricción, mientras que los cabezales Flex, que se mueven en cuatro direcciones, se adaptan perfectamente a los distintos volúmenes de la cara. Además, cuenta con un cortapatillas desplegable la mar de práctico y una batería integrada con autonomía de 50 minutos.
Por su parte, BaBylissMen ha desarrollado Le Beard Designer (200 €), un barbero de última generación y de alta precisión que hará las delicias, tanto por su diseño como por su tecnología, de hípsters, lumberjacks y demás tribus urbanas que han hecho del vello facial una forma de expresión. Esta innovadora herramienta incluye control de la altura del corte mediante pantalla LED (desde 0,2 a 12 mm) y una batería de litio con 40 minutos de duración. Versátil y de fácil limpieza, puede usarse también bajo la ducha.
Y para los que gustan de arreglarse la melena en casa, Taurus lanza Mithos Titanium (20 €), un cortapelos con cuchillas de acero inoxidable recubiertas de titanio de alta calidad que garantizan una precisión milimétrica. Con la palanca lateral se regula el corte y los cuatro peines guía permiten jugar con los distintos largos. Y lo mejor de todo es que estos tres aparatos son tan fáciles de utilizar que hasta los tecnotorpes más contumaces hemos sido capaces de hacerlo. ¿Lo celebramos?
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