Feminismo: la sociedad necesita más feministas

Me ha costado muchísimo decidirme a escribir sobre este tema, pero aquí tengo un pequeño altavoz, que creo que ha de ser usado correctamente. El feminismo parece un término del pasado, pero nada más lejos de la realidad. Os hablaré con sinceridad, contándoos que nunca me han gustados los “-ismos”, por lo que no suelo comulgar con ciertas ideologías.

Pese a ello, es importantísimo decir que cada día siento el feminismo más arraigado en mi ser. No soy una feminista intolerante, porque considero que en el diálogo y la tolerancia está la clave. Pero sí que soy muy crítica con la sociedad que merma a la mujer por el simple hecho de ser mujer. Chicas, que no os engañen, todas valéis oro y sois capaces de hacer lo mismo o más que los hombres. Vuestras decisiones son vuestras y vuestras actitudes también. Nadie debería juzgaros por ello.

Quizás uno de los problemas clave de esta época en la que el feminismo debe de volver a izar la bandera reside en el cambio generacional. Los millennials hemos sido educados por una generación que justo salía de un machismo exacerbado y aún hoy es fácil comprobar como la supuesta superioridad del hombre está latente en infinidad de comportamientos, pensamientos o actitudes. Pero esto es solo mi opinión.

¿Por qué hoy os hablo de feminismo?

Bien, no me gusta meterme en estos temas porque odio ofender a quien no esté de acuerdo conmigo, pero hoy era necesario. En los últimos días estamos siendo testigos de uno de los peores escenarios en los que se puede ver inmersa una mujer adulta. Ella, una víctima de cinco maromos fortachones y “chulitos” parece que debe de ser la encargada de demostrar que es víctima real y no verdugo.

18 años contaba cuando los cinco tipos se encargaron de humillarla hasta en lo más profundo de su ser, pero como la joven con posterioridad a esos hechos vivió su vida con aparente normalidad debe de estar claro que miente o que simplemente lo iba buscando. ¡No, Amiga! No vayas a pensar eso. Eres libre de decidir con quién te acuestas, cuándo y cómo. Y si quieres tener sexo grupal será cosa tuya y de nadie más. Pero, si esas relaciones no son consentidas, no cabe otra valoración posible… Has sido atacada, humillada y ultrajada. Ellos, en clara superioridad no se pararon si un mísero segundo a preguntarte si estabas de acuerdo con lo que estaba ocurriendo, te manosearon y te vapulearon hasta que lograron sus objetivos. Y, como auténticos borregos, se permitieron el lujo de grabar todo lo que te hacían.

El problema de la sociedad es que el feminismo no cala hondo de verdad. Y no pienso que solo nosotras debamos ser feministas, de hecho, creo que lo hombres deberían serlo del mismo modo. Cuando las personas aprendan a tratar a las mujeres como verdaderos seres humanos y no juzgarlas o enjuiciarlas por sus comportamientos, solo entonces habremos conseguido algo. Evitar los micromachismos, que cada día son más visibles en la población joven, y valorar la total libertad de la mujer es el punto de partida para una sociedad moderna.

Los juicios paralelos y los medios de comunicación de dudosa calidad pueden hacernos ver que las cosas no son como realmente son. Pero, cuando no hay consentimiento no lo hay y punto. ¡No cabe valoración! Ella no lo iba buscando, ella se encontró, sin desearlo, con el momento más desagradable que le tocaría vivir. La joven saca fuerzas de flaqueza para hacer frente a aquello, para que ahora se la ponga en tela de juicio solo porque su actitud no es la que se espera de alguien que ha pasado por una situación tan humillante como la que tuvo que vivir. Desde luego, la sociedad necesita más feminismo.

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