Girlboss: la historia de la “jefa” de la moda Sophia Amoruso
Hace unos días estaba en casa, sin plan en el horizonte, y decidí que Netflix sería mi aliado de esa noche. Así fue cómo empecé a ver Girlboss. La verdad es que la plataforma de streaming me llevaba recomendando esta serie un montón de tiempo, pero no me gusta nada empezar series que pueden continuar y te dejan con toda la intriga.
Este no es el caso de Girlboss, ya que Netflix ha anunciado su cancelación y no habrá segunda temporada. Llevo unos 7 capítulos de la ficción y he leído que a mucha gente le ha decepcionado. A mí, en principio me está gustando bastante. Hay que tener en cuenta que narra la vida y milagros de Sophia Amoruso, la fundadora y CEO de Nasty Gal. Sus inicios, con el auge de las nuevas tecnologías y las redes sociales, fueron ultra millennials.
Girlboss y Nasty Gal: una historia real
La serie comienza en el año 2006, cuando una joven Sophia está hastiada de los convencionalismos sociales. No quiere vivir con su padre, pero tampoco está muy interesada en un trabajo “normal”. Un día se compra una biker ochentera en una tienda de segunda mano y la vende en una subasta de eBay por una cifra astronómica. Ahí es donde comienza Girlboss.
La historia resulta interesante porque está basada en la vida de Sophia Amoruso, quien tras darse de bruces con la cruda realidad aprovecha el auge de las redes sociales y la tecnología para montar su propia tienda en eBay. Para ello recurrió a Myspace y a un único libro de consejos para triunfar en la plataforma. Así, solo dos años después, consigue lanzar su tienda online Nasty Gal Vintage.
En 2014, la CEO de la marca sacó a la venta el libro autobiográfico #Girlboss (con hashtag y todo). En él contó cómo convertirte en la “jefa” perfecta con poquísimos recursos. Cuando lanzó su biografía, Amoruso tenía contratados a 300 empleados y facturaba unos 1000 millones de dólares al año. Aunque posteriormente no todo fue un camino de rosas.
Aún me quedan unos capítulos para terminar Girlboss. Ahora veo esta serie con la tranquilidad de saber que no habrá continuación para la historia, pero sabiendo que Amoruso, como todos los mortales, tuvo que ver cómo su negocio pasaba los malos momentos de un concurso de acreedores. Ahora, Nasty Gal pertenece a Boohoo, quien adquirió la marca el pasado año.
¿Habéis visto Girlboss en Netflix? ¿Qué os ha parecido la historia de esta empresaria, súper joven, que se hizo a sí misma casi sin recursos? Por cierto, Britt Robertson da vida a Amoruso y creo que el acierto es rotundo.
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