L’Eau d’Issey cumple 25 años y lo celebramos con un menú muy acuático
La semana pasada las periodistas de belleza celebramos un aniversario muy especial, el vigésimo quinto de L’Eau d’Issey, una fragancia que se ha convertido en un icono indiscutible de la perfumería y al que nos hemos referido en este blog en numerosas ocasiones. Con motivo de su 20 cumpleaños, por ejemplo, Itziar Salcedo le dedicó un post muy especial “Veinte años no es nada”, cuya lectura os recomiendo.
Muchas seguro que lo conocéis pero para las que no os diré que su lanzamiento marcó un hito en la historia de la perfumería. En 1992, cuando vio la luz, los perfumes eran opulentos y ostentosos, el diseñador japonés decidió crear una fragancia que reflejase el aroma del agua en la piel de la mujer. Así de simple… o de complicado. Según se mire. Y lo logró gracias a Jacques Cavallier que transformó la idea de Miyake en una refinada composición en la que combinó la humedad y el aroma del loto con la fresia, la peonía y el lirio blanco con un toque de clavel picante, madera y Osmanthus. Miyake y Cavallier abrieron el camino de las fragancias acuáticas. L’Eau d’Issey fue la primera pero su estela fue seguida por muchos.
Para celebrar esta fecha tan especial, los responsables de la marca en España organizaron un cumpleaños muy especial en el que el agua, como no podía ser de otra manera, fue la gran protagonista. Con un menú de 10 platos diseñado por Angel Léon, el Chef del Mar, os aseguro que disfrutamos y mucho de este aniversario. De la decena de platos que degustamos, y aunque me gustaron todos, os recomiendo que si vais a su restaurante A Poniente, no dejéis de pedir sus peculiares matrimonios de boquerón y anchoa envueltos en una lámina de calabaza que hace de empanadilla; las sardinas asadas sobre brasas de aceitunas que van sobre un cracker y asado de berenjenas; las caballas marinadas sobre cremoso de jalapeños y pepinos encurtidos o su versión sobre el bocata de calamares (con forma de croqueta) y con un toque picante marroquí. Fue un espectáculo gastronómico, como merecía un perfume como L’Eau d’Issey.
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