Mis descubrimientos del verano, por Maribel Verdú
Las chanclas más cómodas que os podáis imaginar, el hotel de las mil y una noches y un libro para recordar. Todo regado de chuches fundamentales para cuidar el pelo y la piel durante la exposición solar.
Las chanclas Turfgoods, certificadas por Inescop (Instituto Tecnológico del Calzado y Conexas), están fabricadas en Elche (Alicante) con los mejores materiales y césped artificial de primera calidad. La suela, realizada con material Eva-Flex, permite junto con el césped artificial una adaptación completa y progresiva a la forma de cada pie haciendo que cada día sean más cómodas. El diseño de la suela es exclusivo y antideslizante, tiene un dibujo lineal para facilitar el flujo del agua, otro ondulado para favorecer el agarre del suelo y otro en forma de ola para mejorar la adherencia en suelos irregulares. El conjunto global de los dibujos proporciona seguridad y mejora la pisada. En cuanto a las tiras de las chanclas están fabricadas con el mismo PVC que se emplea para la fabricación de los goteros aprobados por Sanidad, tienen los bordes redondeados para evitar las rozaduras y pueden regularse para que se adapten a los distintos anchos de pies. Lo mejor, que el efecto masajeante del césped artificial descarga la presión circulatoria de las piernas, disminuye la sensación de quemazón de las plantas de los pies, evita la sudoración de éstas y reduce los efectos de pies cansados.
La autora de esta joya, Verna B. Carleton, titulada “Regreso a Berlín” nació en 1914 en Nueva York y nos relata una magnífica historia que comienza en un buque repleto de pasajeros que sale del Caribe con personajes completamente diferentes entre sí y acaba en un Berlín que está recuperándose de los desastres de la II Guerra Mundial y de los tremendos efectos del nazismo. Una inédita visión del Berlín de finales de los 50.
Este verano, entre rodaje y rodaje, me escapo los fines de semana a hoteles no muy lejos de Madrid (los siguientes serán en Barcelona) y hasta ahora se lleva la palma esta joya llamada Abadía Retuerta.
Es un hotel enclavado en una abadía del siglo XII, con un spa de ensueño y unas instalaciones y un servicio que no se pueden creer, pero sin cursiladas ni engolamientos. Con naturalidad y haciendo de tu estancia algo para recordar. Pedro y yo fuimos a pasar un fin de semana y ya sueño con repetir.
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