Kate Moss se moja para la nueva campaña de Saint Laurent
La súper modelo británica a sus 44 años sigue sin tener una digna sucesora. Es verdad que cada tanto aparece eso de “Fulanita de tal, heredera de la Moss” citando a unas y otras, pero no es cierto. Desde que en 1992 cuando Calvin Kein la seleccionó como modelo para su línea de vaqueros y perfumes, ella aún reina con soltura en el universo fashion y es contratada por las mejores firmas de moda, como en este caso. Es Saint Laurent, la etiqueta de moda la que la vuelve a reclamar por segunda temporada consecutiva, como embajadora de la marca, para que muestre al mundo los nuevos diseños para el próximo Otoño/Invierno.
Aunque, como era de esperar, Kate Moss siempre es noticia por otras cuestiones alejadas de su vida laboral. Su pareja, el fotógrafo alemán conde Nikola von Bismarck (31 años) apellido ilustre donde los haya, la mantiene en los tabloides, primero porque el año 2016 saltó desde una de las ventanas de la casa de campo de la modelo en Cotswolds (Inglaterra), víctima de alucinaciones producidas por sus adicciones. Esto le llevó a una clínica americana de desintoxicación, lugar donde tuvo que volver el año pasado porque le cuesta dejar este estilo de vida.
El caso es que la familia de Nikola no parece estar entusiasmada, ni mucho menos, con la novia de su hijo, alegando que es una “mala influencia”. Sin embargo, todo indica que durante este año, “la incombustible” y su joven pareja, se están portando mejor, los amigos de Kate han manifestado que ella “también ha dejado de beber”, y suponemos que tampoco hace otras ciertas cosas por las que fue noticia hace años, y ambos disfrutan de una vida normal, bueno, dentro de lo que suponer ser “celebridades”.
Desde luego que su “alma fiestera” no le ha impedido seguir con una ajetreada agenda, y Kate Moss siempre ha cumplido con sus compromisos. Por eso Saint Laurent no ha dudado en volver a confiar en ella para presentar sus novedades para la próxima temporada. Para el relajado shooting, realizado por Alastair McKimm, se ha buscado un entorno al aire libre, en una playa solitaria, donde, con aire despreocupado la modelo muestra un minivestido floreado con hombros muy marcados en tres combinaciones de colores. Exponiendo su mirada a los elementos mientras se zambulle en el mar, la modelo lleva trencitas, en seco aparece con melena salvaje, un trabajo maravilloso de Christiaan, para el maquillaje Samuel Ellis ha bronceado con sutileza su piel para que aparezca rutilante.