Teresa de la Cierva nos cuenta la evolución del ideal de belleza en los últimos 80 años

Beter, la mítica firma de accesorios beauty, ha cumplido 80 años. Y para su “fiesta” con la prensa, me encargó que hiciera un ‘viaje’ en el tiempo en las últimas 8 décadas. Fue divertido descubrir cómo primero el cine, luego la música, y finalmente la moda condicionaron la estética de las mujeres de cada época. Y para mi debut como “firma invitada” de este blog de referencia, he pensado compartirlo con vosotros. Espero que os guste esta mirada al pasado.

AÑOS 30

Esta década se vio marcada por la posguerra, la crisis mundial y la gran depresión. La imagen andrógina de los años 20 quedó relegada y las mujeres sintieron la necesidad de potenciar su figura. Las grandes divas de Hollywood como Elizabeth Taylor, Greta Garbo y Marlene Dietrich se convirtieron en los modelos a seguir. Triunfaba ya Coco Chanel, que introdujo en el armario de las mujeres la lencería y los pantalones, y en sus manos, las uñas pintadas en tonos fuertes (salen al mercado los primeros esmaltes con color), y sobre todo cortas y redondas, que hasta entonces se llevaban puntiagudas. ¿O creíais que las uñas afiladas las inventaron las hermanas Kardashian? Las cejas eran negras, muy finas y cuidadosamente depiladas con forma semicircular. Algunas mujeres incluso se las afeitaban y trazaban en su lugar una línea delgada solamente con lápiz perfilador, que por cierto, aparece en esta década por primera vez en el mundo de la belleza. La actriz Audrey Hepburn fue la gran pionera en ponerse pestañas postizas, y se colocaba una doble tira para acentuar su gatuna mirada.

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AÑOS 40

Esta es una década marcada por la II Guerra Mundial que trajo unos primeros años de austeridad estética, y las primeras “pin up”, que surgieron durante el conflicto bélico como estímulo (y consuelo) para los combatientes. Y la mujer que se impuso fue Marilyn Monroe, provocativa y sensual, el sueño de cualquier soldado que regresaba a casa de la guerra. Se inició entonces el momento dorado del cine y se abrieron paso mujeres como Lauren Bacall o Ingrid Bergman. Pero el gran icono de la época fue Rita Hayworth, apodada ‘la diosa del amor’ por su papel en ‘Gilda‘, y la sensual forma de quitarse el guante, que hizo que la censura de la época la considerara indecente, casi pornográfica. También comenzó a despuntar Ava Gardner, considerada ‘el animal más bello del mundo’ y en España, Sara Montiel representó nuestro ideal de belleza. Las ondas en el pelo, los labios rojos y las cejas arqueadas fueron el denominador común en esta generación.

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AÑOS 50

La revolución cultural impulsada por el rápido desarrollo industrial en América y el consecuente fenómeno de consumismo marca estos años. La gente tenía más dinero para gastar y más tiempo para divertirse, ir al cine…  La gran pantalla siguió siendo la inspiración de millones de mujeres que intentaban imitar a Elizabeth Taylor y Gina Lollobrigida. La exuberancia femenina de ambas se apodera de las calles, y todas las jóvenes querían tener sus curvas redondeadas, cintura de avisa y un busto prominente. Pero a su vez, triunfan las ‘Lolitas’, mujeres menudas con aspecto aniñado, como la actriz Audrey Hepburn. El color de las uñas se combinaba ya con el de la boca, y las marcas de maquillaje, que nunca se han despistado, empezaron a vender packs con esmaltes de uñas y barras de labios del mismo tono. Las cejas se empezaban a llevar más pobladas y naturales, levemente arqueadas, y solían oscurecerlas con un lápiz especial para convertirlas en el rasgo más llamativo del rostro.  Y surgió la fiebre del delineado del ojo con “rabillo”.

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AÑOS 60

La juventud vivía en un mundo optimista pero también conflictivo. El capitalismo alcanzaba su máxima expresión en los Estados Unidos y en Europa Occidental, y apretaba el socialismo de la Unión Soviética, los países de Europa Oriental y China. Y como protesta a tanta guerra en general, y a la de Vietnam en particular, surgió el movimiento hippie. Fueron los años del feminismo –la mujer empezaba a acceder a la universidad y a puestos laborales-, Mary Quant impuso la minifalda y todas querían ser Twiggy (Lawson). Pero si ellas querían parecerse a la célebre modelo por sus medidas estrechas y “look” andrógino, los hombres soñaban con mujeres con curvas, labios gruesos y enormes ojos, como Brigitte Bardot, Sofía Loren, Ursula Andress (¿quién no recuerda su imagen en biquini en su papel en James Bond?) o Raquel Welch, que se convierten en mitos eróticos de la década. Las pestañas cobraron de nuevo protagonismo: se pusieron de moda las postizas y el delineador. Las cejas volvieron a ser extremadamente finas, y la pinza depilatoria no faltaba en ningún bolso. En las uñas, todo estaba permitido. Y se empezaron a ver los primeros esmaltes de colores atrevidos (amarillo, azul, fucsia, naranja…), para que las manos combinaran con los complementos y estampados floreados del “flower power”.

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AÑOS 70

Las mujeres tenían ya un papel relevante y todas querían ser ‘Ángeles de Charlie’. La actriz Farrah Fawcett se convirtió en la más admirada (y copiada) de aquella década. Las jóvenes se desmelenaron, se cardaron el pelo, se broncearon, y dejaron a un lado el sujetador. En la moda y el maquillaje empezaban a hacer ruido tribus urbanas como los ‘punks’ o los ‘rockers’. Olivia Newton-John, en su encarnación de Grease, se alzó como icono indiscutible de esta generación, y Bo Derek tras el éxito de la película Ten (Diez), se convirtió en la mujer físicamente perfecta. Las cejas seguían siendo finas pero se dibujaban naturalmente, y los ojos se resaltaban con sombras azules o verdes para demostrar la alegría del momento en que se vivía.

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AÑOS 80

La historia de estos años está marcada por la amenaza nuclear. La gente se evadía con la música de Prince, Queen, Aerosmith y Bon Jovi, y estos contribuyeron a fortalecer la estética, la moda y el comportamiento. Madonna se convirtió en la cantante más adorada e imitada por los jóvenes del mundo entero. El fin de la década supuso el ‘boom’ de Sabrina o Samantha Fox, interpretes que destacaron más por su voluminosa delantera que por su voz, y esto fue la campanada para el inicio de la era de las operaciones de aumento de pecho. Físicamente esta es una época de rizos creados a golpe de moldeador y fijados con geles y lacas, en la que ser rubia de mechas se convirtió en el  mayor requisito de belleza. Las mujeres se pusieron hombreras para tener unos hombros XXL y afinaron sus cinturas bailando rock and roll. Brooke Shields, tras la película ‘Lago Azul’, lideró el movimiento de cejas oversize (“nunca tocará una pinza estas cejas”, presumía), que se dejaban crecer de forma natural, sin definir, y cuanto más anchas, largas y pobladas, mejor. El ‘punk’ inspiró a las grandes firmas y el exceso en el maquillaje estaba a la orden del día: ojos completamente ahumados, mucha, mucha máscara de pestañas, los labios del rojo al negro, las primeras uñas postizas con ‘tip’ (de pegar), y el nail art fueron las señas de identidad de la época.

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AÑOS 90

Las top models se convierten en los nuevos iconos de belleza. Un anuncio de Pepsi en 1990 colocó a Cindy Crawford entre las primeras sex simbol de la década, y el listado lo fueron llenando Claudia Schiffer, Elle McPherson (apodada ‘El Cuerpo’), Naomi Campbell, Christy Turlington, Linda Evangelista… Se imponían estas mujeres delgadas pero atléticas, aunque tras una polémica campaña de Calvin Klein en 1993 protagonizada por Kate Moss, empezó a despuntar hacia la extrema delgadez (y planicie!) que dio lugar a los primeros casos severos de anorexia. En los últimos años se inició la era Wonderbra, con Eva Herzigova al frente. Esta década no estuvo caracterizada por un estilo específico, y se definió como un intento de las mujeres por marcar su individualidad. Se relajaron los excesos ochenteros, y se dio paso a un maquillaje más natural, a la simplicidad y a la comodidad. Se impuso el bronceado por la implantación de los rayos UVA, y el gloss apareció para quedarse para siempre. Las uñas adquirieron mucho protagonismo y se maquillaban con colores neón, y en las cejas se imitaban los generosos arcos de las supermodelos. En peinado, el grupo británico de las Spice Girls se convirtió en un “escaparate” de tendencias y gustaba más el pelo suelto que recogido, más rizado que liso, y más largo que corto (incluso en los varones). Y cuando se estrenó Friends, la exitosa serie que le dio la fama a Jennifer Aniston, sus cambios de look fueron los más solicitados en las peluquerías durante esos años.

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Cambio de siglo

El inicio del siglo ha estado marcado por una nueva generación de modelos esqueléticas, y actrices como Keira Knightley o Natalie Portman, que también “presumieron” de delgadez y de un cuerpo falto de volúmenes. La nueva ola de ángeles de “Victoria’s Secret” representaba (y representa) el ideal de mujer: alta, delgada, pechos grandes (no enormes), melena larga y cuerpos deportivos. Heidi Klum, Gisèle Bundchen, Bar Rafaeli y Alessandra Ambrosio son algunas de las que impusieron ese canon de belleza. Frente a ellas, Jennifer López, Beyoncé o Scarlett Johansson reivindican las curvas como ideal a seguir. El culto al cuerpo, cincelado a golpe de bisturí, y los rostros remodelados, a golpe de jeringas, caracterizan la estética de este principio de siglo. Y en la década actual, las ‘it-girl’, con Cara Delevigne (y sus pobladas cejas) en cabeza, son las reinas del estilo (y de instagram). El contrapunto es Kim Kardashian que, con el poder que otorgan las redes sociales, pone de moda el exceso y el ‘contouring’, una técnica de maquillaje que corrige la estructura ósea del rostro, a través de luces y sombras.

Beter vende más de 1.200.000 accesorios de maquillaje y sus brochas para ‘contouring’ son algunas de las más demandadas

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