Villa Padierna Thermas, mucho más que un hotel
Hacía tiempo que tenía pendiente la visita a este hotel repleto de historia y famoso por el poder curativo de sus aguas. Por fin, pude sacar unos días, la semana pasada, y os aseguro que ha sido una experiencia, si no religiosa como la que canta Alejandro Sanz, sí de las más relajadas que he vivido (y he tenido muchas). Y, como ha merecido tanto la pena, voy a dedicar varios post a este viaje, uno al hotel en sí, otro su cocina saludable (se lo merece) y otro a los tratamientos que me he realizado, que ya os adelanto que han sido muy variados y estupendos.
Para quienes penséis que en los hoteles-balnearios te vas a encontrar con hordas de gente de edad muy avanzada y que en ellos se come como en un hospital os adelanto que Villapadierna Thermas se encuentra a años luz de esta descripción. Para empezar el hotel únicamente tiene 37 habitaciones y 6 suites, así que lo viene a ser una multitud de gente no te vas a encontrar.
Además es un 5 estrellas que en los últimos años ha recibido premios tan prestigiosos como: Signum Virtutis‘ por la Seven Star Global Luxury Awards (2014 y 2015); Mejor Spa Resort por World Travel Awards (2012 y 2015); Mejor Spa Hotel de España por la Spa World Magazine (2010), y Mejor Spa de la Costa del Sol en los Marbella Awards (2011 y 2009). Así que con tanto galardón no es extraño que se haya convertido en uno de los mejores destinos wellness de nuestro país y no precisamente de viajes organizados.
Aunque esto, lo de ser uno de los mejores destinos españoles de salud y bienestar, no es nada nuevo. A sus termas ya acudían los guerreros romanos para sanar las heridas de guerra mientras que los árabes fueron los encargados de dar nombre al pueblo en el que se ubica esta hotel. Ellos lo bautizaron como “Karr-al-krak”, que traducido al castellano significa “limpiar de lacra”. Además de la historia real, son muchas las leyendas que circulan en torno a estas aguas sulfurosas y con innumerables beneficios para la salud pero lo que no es ninguna leyenda es que fue el rey Fernando VII quien, en 1830, ordenó construir el llamado “Hostal del Príncipe”, actual Hotel Villapadierna Thermas , para alojarse allí mientras disfrutaba de las aguas.
Unos años más tarde, veinticinco concretamente, el Conde de Teba, padre de Eugenia de Montijo (esposa de Napoleon III) donó unos terrenos para que se construyese el balneario a cambio de la exclusividad de uno de sus baños. A este balneario, de estilo neoclásico y edificado en piedra arenisca y mármol, se accede desde el hotel por un paso subterráneo.
A partir de ese momento, con el hotel y el balneario en pie, Carratraca, a mediados del XIX, se convirtió en una de las estaciones termales más famosas de Europa. Por allí han pasado además de lo más granado de la nobleza y la realeza europeas personajes como Lord Byron, Hans Christian Andersen, Rilke, Alejandro Dumas, Vicente Aleixandre, Antonio Gala, Julio Romero de Torres o más recientemente Antonio Banderas.
Como os he dicho el hotel se encuentra en el municipio de Carratraca en el malagueño Valle del Guadalhorce, a unos 40 minutos del aeropuerto de Málaga y a media hora de la estación del AVE de Antequera). A cualquiera de los sitios el hotel envía un chófer a buscarte para que desde que pones un pie en tierras andaluzas no te tengas que preocupar absolutamente de nada.
El hotel, de lo más íntimo y acogedor, cuenta dos salones con chimenea (para el invierno), un comedor, un acogedor patio andaluz y una azotea en la que se encuentra la piscina al aire libre. El edificio es el original “Hostal del Príncipe”, construido por Fernando VII, pero totalmente renovado. En su interior, tanto en los espacios comunes como en las habitaciones encontramos una combinación de historia y de modernidad.
Las obras de arte y las antigüedades se combinan con duchas de aceites esenciales en las habitaciones (creo que es el único hotel de España que las tiene) o camas con sobrecolchones de pluma de oca en los que dormir es un sueño (y nunca mejor dicho). Por supuesto hay wifi, televisión por satélite y un servicio de lo más atento. Tanto recepcionistas, como camareros, terapeutas,… te hacen sentir como en casa. El servicio es de lujo, pero sin agobiar que es algo que también puede llegar a cansar.
PD. Aunque os puede parecer una bobada quiero destacar que, al menos en mi habitación, la mini nevera enfriaba tanto como la de mi casa y de la ducha manaba agua como de una catarata. Son detalles que pueden parecer menores pero que en muchos hoteles de 5 estrellas gran lujo lavarte el pelo es una odisea porque la ducha no tiene presión o las neveras de la habitación más que enfriar parece que calientan. Y eso también forma parte de un servicio de calidad.
Más info: Villa Padierna Thermas
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