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A tener en cuenta antes de hacerse un tatuaje

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Hace unos días recibí una nota de prensa de la Academia Española de Dermatología y Venereología en la que se advertía de la conveniencia de conocer los riesgos de los tatuajes antes de hacérselos. Como me pareció muy interesante he decidido compartirla con vosotros porque cada vez son más los jóvenes que se tatúan sin saber que si los tatuajes no se hacen de forma correcta se pueden correr graves riesgos.  Según la Dra María José Alonso es fundamental asegurarse de que la persona que lo va a realizar es un profesional con los conocimientos sanitarios pertinentes y hay que evitar tatuar sobre lunares, ya que si el lunar resulta un tumor, es difícil diagnosticarlo. Además, conviene ser precavidos y pensar que, quizá en el futuro, se quiera eliminar ese tatuaje. De hecho, las cifras de personas que quieren quitárselos aumentan cada año. Por eso es importante saber que los colores más fáciles de eliminar son los azules, grises y negros mientras que los más difícilesson los amarillos y verdes. Además, pigmentos como el rojo o naranja suelen provocar reacciones de rechazo.

También es importante conocer los riesgos de usar una tinta no homologada ya que según la Dra Alonso, las tintas no homologadas “pueden ser tóxicas, alergénicas o incluso que esté contaminada y provoque infecciones”. Por eso, en algunos países se prohíbe donar sangre a personas con tatuajes por el riesgo de haber podido contagiarse de alguna enfermedad. Para aquellos que consideran la henna negra como una alternativa a los tatuajes se advierte de que puede provocar reacciones alérgicas de contacto, por lo que no es del todo recomendable.

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A la hora de eliminarlos, hasta el momento la técnica más utilizada es el láser ultrapulsado, que puede considerarse efectivo en la mayoría de los casos. Los problemas surgen cuando el láser no es adecuado, o el control médico es inexistente, y en consecuencia surgen riesgos de quemaduras y cicatrices. El éxito de su eliminación depende, además de del color, de la zona en la que se encuentra el tatuaje. Las superficies más fáciles son las que no presentan huecos o curvas, en las que la piel es más gruesa. Es decir, la espalda, muslos o brazos. Además, de la zona y del color, variables como el tiempo que lleve el tatuaje o la cantidad y el color del pigmento hacen que sea más fácil o más difícil eliminarlos, y por ello el número de sesiones cambia en función de estos aspectos. Normalmente, suelen hacer falta hasta 8-10 sesiones. El precio y la duración de cada sesión dependen del tamaño y tipo de tatuaje, por lo que es necesaria una previa evaluación para poder determinarlos. ¡Ah! y después de eliminar un tatuaje, es necesario cuidar la piel para evitar infecciones, ya que con el láser se destruye el pigmento, provocando en ocasiones costras en la zona tratada. La Dra Alonso recomienda cuidar la piel una vez pasados los primeros días, utilizando una protección solar adecuada a cada tipo de piel. Ante una posible reacción alérgica lo más conveniente es acudir a su dermatólogo.


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