Victoria y David, una boda veraniega rodeada de encanto en la Finca Arudecas
Victoria y David hablaron por primera vez en una cena navideña. El pasado 10 de agosto, tres años después de aquella inolvidable interacción, pasaron por el altar para prometerse amor eterno.
Victoria y David se conocían de vista, pero no fue hasta la Navidad de hace tres años cuando hablaron por primera vez. En esa primera interacción, donde intercambiaron opiniones, miradas y risas, nuestros protagonistas vivieron una conexión especial. Unas semanas más tarde, comenzaron a hablar por redes sociales y poco después, empezaron a quedar y a disfrutar de su compañía. El amor surgió muy pronto y poco después llegó su pequeño Mateo. Y tal y como merece este gran amor, Victoria y David no dudaron en dar un paso más y celebrar su boda por todo lo alto rodeados de su familia y amigos el pasado 10 de agosto, una jornada muy emotiva y divertida en un enclave único, Finca Arudecas, que siempre recordarán.
El vestido de novia y los complementos
Para su gran día, Victoria confió en Franc Sarabia, el diseñador que más se ajustó a sus gustos y preferencias desde el primer momento. Con tienda en Ciudad Real, la protagonista no dudó en reservar una cita con el profesional y finalmente, el resultado fue un vestido diseñado a medida, único y a su propia elección. El diseño estaba confeccionado en shantung rústico, presentaba un corte columna recto, manga larga ligeramente abullonada en la zona de los hombros y un favorecedor escote delantero pronunciado en pico.
Además, la cola también estaba formada por shantung rústico asimétrico, lo que proporcionaba un gran volumen al modelo. Abotonada en la zona de la cintura, hace que sea un estilismo muy elegante a la vez que sencillo. Como complementos, Victoria añadió un abanico. La pieza, única y de lo más especial, estaba hecha a mano con bolillo por la tía de su ya marido, Margarita, que decidió regalárselo.
Por supuesto, en el look nupcial de Victoria no faltaron las joyas. Los pendientes, sencillos y elegantes, estaban firmados por la joyería Sánchez Joyeros ubicada en la Avenida Primero de Mayo de Puertollano y eran largos con piedras naturales en color azul, incluyendo ese algo azul que utilizan todas las novias. De la misma tienda, el anillo de pedida, una joya de oro blanco con un diamante central. Asimismo, las alianzas, que también pertenecían a Sánchez Joyeros, eran de media caña de oro amarillo.
El ramo de flores, elaborado por Estrella Díaz en la tienda Díaz Floristas Estrella con el color blanco como protagonista, fue un regalo de sus mejores amigas. Estaba compuesto por flores preservadas como eucalipto, rosas de pitimini, tanacetum, gypsophila, lavanda, astilbe y avena y llevaba un lazo de terciopelo en rosa nude a modo de decoración, del mismo color que los zapatos. Tal y como afirma la propia novia, siempre quiso un ramo elegante y en consonancia con su vestido, algo que Estrella hizo a la perfección desde el primer momento. Además, añadió prendidos en la celebración, también creados por la misma floristería y otro regalo de sus amigas.
Por último, el calzado, un modelo en color rosa, concretamente el Olivia de Miss Honolulu. Se trata de unos zapatos de salón semiabiertos de tacón ancho de 8,5 centímetros de altura y correas cruzadas. Están fabricados en un ante rosa nude que combina el talón y la planta con terciopelo brocado en rosa antiguo y el tacón en laminado oro rosa. Un detalle a destacar de los zapatos es que en la planta está escrita la frase “Sí quiero”, algo que a la protagonista le pareció bonito y divertido.
El maquillaje y el peinado
Para el peinado, a cargo de Beatriz Sánchez, Victoria optó por un recogido para enfatizar el escote en pico del vestido, además de por comodidad y para soportar mejor las altas temperaturas de agosto. Era un recogido romántico y moderno, con trenzas en la zona de delante que se entrelazaban en una coleta adornada con flores preservadas, obra de la misma floristería que confeccionó su ramo, para aportar un toque de frescura, naturalidad y comodidad.
En cuanto al maquillaje, Inma Limón, de O2 peluquería y estética, maquilló a Victoria de una forma luminosa, con la piel natural añadiendo puntos de luz estratégicos, sombras en oro rosa perlado, eyeliner difuminado para enmarcar la mirada, pestañas tupidas y muy negras que dan un toque muy sofisticado y labios en tono nude que acompañan el maquillaje muy dulce y sutil. La maquilladora, prima de David, hizo un trabajo estupendo tanto con la novia como con la familia, tal y como comenta la propia protagonista.
El novio
David lució un traje del diseñador Thomas Pina, adquirido en la tienda Antonio Ñacle, en Almodóvar del Campo. Es un traje de micro diseño azul en tejido de lana, poliéster y elastano. La chaqueta tenía cuello clásico con un botón y lo remató con pajarita y tirantes.
Añadió, además unos gemelos de su abuelo, una manera de que estuviera presente en este gran día. También llevó zapatos de ante negro de Martinelli y del peinado se encargó Lucía, de la peluquería Francisco Estilista.
La madrina, la madre de la novia y las invitadas más elegantes
En la boda de Victoria y David, había dos madrinas y ambas vistieron modelos confeccionados en seda y organza. La madre del novio, Pilar, llevaba un vestido firmado por Carla Ruiz, en color rosa, con un fruncido en la zona de la cintura y con una capa que nacía de la espalda hasta los hombros con aplicaciones brillantes. En los pies, añadió unos tacones joya en color rosa empolvado
La madre de la novia, Mari Carmen, se decantó por un diseño de la firma española Raffaello, largo, de color verde agua y acompañado de una capa en la zona trasera. Lo remató con un bolso de mano dorado y unos zapatos de la misma tonalidad que el modelo.
Las invitadas más elegantes, la hermana de Victoria, Mamen, y la hermana de David, Mariola.
La ceremonia y la celebración
Victoria y David eligieron la Finca Arudecas para su gran momento. Ubicada en Cañada de Calatrava, a diez minutos de Ciudad Real, se trata de exclusiva finca para bodas con más de quinientos años de antigüedad. Tal y como explican, tuvieron muy clara la decisión desde el primer momento. “Elegimos este lugar porque una vez que concretamos una cita con Antonio y vimos los diferentes espacios, ambientes, instalaciones, jardines, mobiliario y esculturas que ofrece la finca, supimos que era nuestro lugar, nuestro sitio, sin ninguna duda. Nos ofrecía y reunía todo aquello que queríamos para nuestra boda, además de aportar un encanto que nunca olvidaremos”.
La ceremonia se ofició en la piedra de Fátima, una piedra erosionada por el agua durante siglos y en un rincón con vegetación muy acogedor y espectacular. Fue oficiada por la hermana del novio, Mariola, y también por la hermana de la novia, Mamen. Asimismo, también intervinieron varios amigos y familiares de ambos. “Fue una ceremonia muy emotiva, las emociones estaban a flor de piel y esto se pudo ver y sentir durante el transcurso de la misma” comentan los protagonistas, afirmando que fue muy emocionante tanto para ellos como para sus acompañantes.
Al inicio de la ceremonia se repartieron pulseras rojas entre todos los invitados, algo relacionado con la mítica leyenda del hilo rojo. “Dice la leyenda que un hilo rojo invisible conecta aquellos que están destinados a encontrarse, sin importar tiempo, lugar o circunstancias. Este hilo puede estirarse o enredarse, pero nunca romperse, en este día se celebra el encuentro de nuestros hilos rojos”, afirman los novios. Para hacer aún más especial este momento, todos los invitados levantaron sus brazos con su pulsera para crear una red de amor y apoyo.
En cuanto al ritual, eligieron el ritual de la cerveza. Este consiste en elegir dos tipos de cervezas diferentes que combinen bien entre sí y que sean de las favoritas de los novios, servirlas en sus copas mezclándolas y que cada uno de los protagonistas beba. El resultado, una cerveza nueva y exclusiva de los contrayentes. Las cervezas iban etiquetadas con fotos de los novios, fue un acto muy bonito.
Para el catering de Unique Concept, con un trabajo estupendo y un servicio de muy buena calidad, solo tienen buenas palabras. Comenzaron con el cóctel en la Plaza Empedrada del Olivo, un lugar muy acogedor sus invitados, ya que se trataba de una boda muy familiar, donde había unas vistas preciosas a los jardines y al estanque de piedra decorado con esculturas de mármol clásicas talladas a mano. El cóctel tuvo muy buena acogida por parte de los invitados debido a las altas temperaturas, necesitaban hidratarse y comer algo.
Para el cocktail, primero uno frío compuesto por siete aperitivos y después uno caliente, compuesto de nueve aperitivos. Además de una estación de jamón ibérico con un cortador profesional, mesa de quesos con sus confituras y una estación de cervezas escarchadas, con patatas y encurtidos y además de un puesto de vermut. En cuanto al seating, estaba detallado en las puertas Refugio de Alicante, otra obra de arte con las que cuenta la Finca Arudecas.
La cena, en los jardines, cerca del estanque de piedra. La iluminación nocturna y la mesas vestidas lo hicieron único. Encima de las mesas había una varita con cascabeles y cintas para cada invitado, acompañando de una tarjeta en la cual explicaba lo que simboliza dicha varita en las bodas celtas, protección y bendiciones. Cada cinta representa un deseo positivo para la pareja y durante la entrada de los novios, los invitados tienen que levantar las varitas y moverlas para desearles amor, paz y prosperidad, mientras que los cascabeles ahuyentan las energías negativas.
En cuanto a las invitaciones, fueron elaboradas por ellos mismos. “Queríamos darles nuestro propio toque y personalizarlas, fueron en papel Kraft, al igual que otros detalles de la ceremonia. En las invitaciones era Mateo “nuestro hijo”, el que anunciaba nuestra boda y el que invitaba a nuestros familiares y amigos”, explican. Para regalar a los invitados apostaron por velas aromáticas y para los más pequeños, unas tazas con chucherías.
El momento más emotivo
Sin duda, el momento más emotivo fue su reencuentro, cuando pudieron verse, tocarse y abrazarse, además de cuando leyeron los votos matrimoniales. “Nos emocionamos mucho ambos”, comentan.
El fotógrafo de la boda
El fotógrafo de la ceremonia fue José Pedrera. “Sin duda un gran acierto, lo conocíamos y también conocíamos su trabajo. Él nos lo hizo muy fácil, creó un ambiente muy distendido y de confianza que propicia muy buenos resultados. Estamos muy contentos con su trabajo”, explican los propios protagonistas.
La luna de miel
Por último, la luna de miel en Maldivas, el lugar favorito de los protagonistas, donde estuvieron tranquilos y descansaron.