Hoy, 27 de noviembre, se celebra el día de la Dermatitis Atópica, una patología de la piel cuyos casos se han disparado en un 300% en los últimos 30 años en las sociedades “avanzadas”. Los datos sobre esta afección son preocupantes. Estamos frente a un mal que afecta al 20% de la población; cifra que desciende al 1-2%* en los países con bajo nivel de desarrollo (según datos recogidos por la AEDV en 2016) . ¿Qué está pasando? Algo estamos haciendo mal. Ya que no solo es preocupante que 2 de cada 8 niños de 7 años la padezcan (en España esta cifra desciende un poco), sino que cada vez aparecen más brotes en adultos que de pequeños no tuvieron ningún problema. Los expertos, diferencian entre Dermatitis atópica (DA) y eccema atópico. La primera está muy ligada a la genética, sin embargo, el segundo es una patología unida a factores exógenos; contaminación, higiene agresiva, cosmética poco respetuosa… Precisamente su vinculación con el estilo de vida occidental y urbanita, lo ha rebautizado entre la comunidad científica como eccema urbano.
Pero, ¿qué es la dermatitis atópica (DA)? “Es una enfermedad cutánea inflamatoria crónica, repetitiva, que genera mucho picor y que afecta fundamentalmente a los niños pequeños. Surge cuando ciertos factores genéticos o medioambientales degradan el escudo protector de la piel, produciendo grietas que sirven de entrada a agentes irritantes, alérgenos y bacterias; al mismo tiempo que la piel pierde agua, se deshidrata y reseca. Y el sistema inmunitario se altera, lo que activa el proceso de inflamación y allana el camino a la aparición de alergias”, afirma el dermatólogo Santiago Vidal Asensi, Jefe de dermatología del Hospital Central de la Defensa y director de la clínica Dermogalénica.
¿Todas las dermatitis atópicas son iguales? “No, confirma el experto. Por un lado, está la dermatitis atópica estándar (DA), con presencia de anticuerpos alérgenos medioambientales (ácaros del polvo, polen, pelo animal, etc…), con lo que no solo afecta a la piel, sino que también se alteran las vías respiratorias provocando problemas como el asma, conjuntivitis, rinitis, etc. Esta patología se presenta en varios grados; de leve a muy severa. Por otro, lo que se denomina Eccema Atópico, que presenta las mismas lesiones dérmicas y síntomas de picor, pero sin presencia alguna de anticuerpos, es decir, no hay alergias relacionadas ni ninguna afectación de las vías respiratorias”. Otra de las grandes diferencias entre la DA y el eccema atópico, es que la primera está ligada a la predisposición genética y la posibilidad de sufrirla aumenta en función del historial familiar: es del 30% si solo la padece uno de los progenitores y del 80% si son ambos. Otro dato, en el 60% de los casos, se presenta en bebés de menos de un año y suele remitir en la pubertad cuando la piel se torna más grasa, ya que sólo un 7% de los niños que la han padecido siguen siendo atópicos al hacerse adultos. Sin embargo, el eccema, se puede desarrollar sin que existan antecedentes genéticos. En ningún caso hay que confundir estas dolencias con la piel sensible o reactiva.
Y la pregunta del millón ¿A qué se debe este alarmante incremento de pieles atópicas? “Además del componente genético, continúa el dermatólogo, se sabe que el gran aumento de esta afección se asocia a un modo de vida desarrollado. Son muchos los estudios y especialistas que señalan que son los condicionantes ambientales de este modelo de vida los que están causando que esta dolencia se dispare entre las pieles más occidentalizadas”. Quizás uno de los datos que más llaman la atención, y sobre el que hay que reflexionar, es la teoría higienista, que en resumen viene a decir que nos estamos pasando de “limpios”, aunque suene extraño, esterilizamos, higienizamos y nos lavamos en exceso. ¿Deberíamos ser más guarros (con perdón)? No se trata de alejarnos del agua y jabón como de la peste. Simplemente, hay que revisar qué productos usamos a la hora de asearnos, lo suyo es hacerlo con cosméticos que no agredan el manto hidrolipídico, -ese maravilloso escudo protector de la piel que se compone de sebo, células muertas y microorganismos- y regresar a un life style menos histérico con aquello de la desinfección. “Los atópicos, confirma el dermatólogo Vidal Asensi, heredan la predisposición a padecer DA, pero como otras tantas cosas en la vida, dependiendo del ambiente en el que se críe el pequeño, desarrollará o no esta patología y, a su vez, ésta tendrá mejor o peor evolución. ¿Un ejemplo? Una estudio reciente desaconseja esterilizar el chupete y las tetinas de los bebés cada vez que se ensucian ligeramente; ya que se ha comprobado que si se limpian con agua del grifo y se introduce en la boca de los padres sanos antes de dárselo al niño, hay una menor incidencia de la DA. Esto se debe, con toda probabilidad, a que con este gesto tan “vintage”, se transfiere la flora intestinal de los progenitores al del pequeño. En cuanto a la teoría de la higiene excesiva y su relación con la alteración del manto protector epidérmico, continúa, lo que ocurre es que la limpieza exagerada, sobre todo con jabones inadecuados, provoca desequilibrios en el microbioma cutáneo (que son los gérmenes que habitan de forma natural en la piel), que a su vez están condicionados por el adecuado mantenimiento de la estructura de la epidermis. De hecho, comenta el especialista, está demostrado que los niños criados en granjas y ambientes rurales padecen menos atopia que los que viven en las grandes ciudades, lo que apoya la mayor incidencia de este mal en las sociedades desarrolladas”.
Y de aquellos lodos, estos barros. Ahora ya se habla de eccema urbano ¿Qué es? El término, comenta la cosmetóloga Marta Kaufmann, se ha acuñado entre la comunidad científica para definir las lesiones que ocasiona la dermatitis atópica debido al estilo de vida que se lleva principalmente en las grandes ciudades. “Vivir en un entorno urbano supone para la piel una serie de factores muy negativos: choques térmicos, ambientes calefactados y normalmente secos, que favorecen la deshidratación de la piel; higiene diaria con sustancias detergentes agresivas que degradan el manto hidrolipídico; la calidad del aire es baja y hay una presencia excesiva de materiales contaminantes que funcionan como irritantes de la epidermis y la dermis; y finalmente, se carece del contacto con las fuentes normales de estimulación del sistema inmunitario del ser humano, como eran los espacios naturales en los que se tenía contacto con la fauna y la flora, que fortalecen el escudo protector de la piel”.
¿TE PICA? Aunque la piel te lo pida a gritos, no te rasques porque si padeces un brote de atopia o eccema urbano, lo único que vas a conseguir es entrar en bucle y desesperarte. Y el mismo consejo es para los pequeños. Lo suyo es calmar el escozor con productos cosmecéuticos adecuados. Como apunta Santiago Vidal Asensi, “para tratar la piel atópica hay que aplicar el principio de menos es más. Es decir, pocos productos, de gran calidad, elaborados a base de principios activos muy seleccionados y con los mínimos conservantes posibles”.
SOLUCIONES COSMECEÚTICAS
En los laboratorios Pierre Fabre, con marcas como A-derma y Avène especializadas en el tratamiento de las pieles con problemas, abogan por fórmulas específicas, libres de agentes irritantes como los pesticidas, dirigidos a calmar, tratar y reequilibrar, y formulados con principios activos orgánicos y ecológicos. Pero quizás su mayor logro es lo que denominan la “cosmética estéril”, una patente exclusiva que permite mantener la fórmula de sus cosméticos de tratamiento y su contenido estériles durante todo el periodo de utilización, con el mínimo de ingredientes y sin conservantes de ningún tipo. Ahí va lo último:
- Para el aseo diario: Aceite de ducha y baño Exomega de Aderma limpia con delicadeza y alivia las pieles con tendencia atópica. Su fórmula, que combina higiene con tratamiento, ha sido desarrollada con los mismos activos que los tratamientos emolientes Exomega para ayudar a reconstruir la barrera cutánea y aliviar la piel. 21€ aprox. En farmacias y Parafarmacias.
- Hidratación constante: XeraCalm A.D Bálsamo Relipidizante, es lo último de Avène para las pieles con tendencia acnéica, válida tanto para rostro como cuerpo y para todos los públicos. 11€ aprox. En farmacias y parafarmacias.
- Escudo protector local. La Crema Barrera Exomega, de Aderma protege la piel de las irritaciones y la sequedad causadas por el contacto con los agentes agresivos: contaminación, cloro del agua, productos agresivos…. Crea una película protectora invisible en la superficie de la epidermis y alivia el picor al instante. 12€ aprox. En farmacias y parafarmacias.
- ¿Y si se trata de prevenir? Lo suyo es la cosmética vegana, el uso de lociones corporales que hidraten, que “cubran” o recubran el manto protector -y si es sobre la piel ligeramente húmeda mejor,- con ingredientes naturales, como El Body milk de oliva de Marta Kaufmann. Es una crema densa, que combina materias primas naturales (aceites y ceras vegetales, agua y glicerina vegetal), que producen una emulsión de gran capacidad hidratante, suavizante y protectora. 14€ .
- ¿Qué las cremas no te gustan?, nada mejor que los jabones de agua de Mar de Marta Kaufmann, que se elaboran con aceites esenciales, mantecas de ceras vegetales y un componente estrella: el agua de mar, una fuente muy rica en minerales (sodio, cloro, magnesio, azufre, calcio, yodo y flúor), con un papel clave en el cuidado de la piel, cuya presencia aporta las sales minerales necesarias para mantener activo y en óptimo funcionamiento el proceso biológico por el cual la piel es capaz de hidratarse de manera natural. 6,50€. 110gr. Ambos, el Body Milk de oliva y los jabones de agua de mar a la venta en www.martakaufmann.com o en www.delaceite.com
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