Obras, hoteles y rumores: ¿sigue en pie el amor de Cristina y Dabiz?
Cristina Pedroche y Dabiz Muñoz, una de las parejas más mediáticas (y explosivas) del panorama español, llevan semanas protagonizando titulares, y no precisamente por un nuevo vestido de campanadas o una estrella Michelin. ¿Estamos ante una crisis real o simplemente ante una mudanza complicada?
Cada uno por su lado… y no solo en Instagram
Hace poco más de un suspiro, Cristina y Dabiz parecían tan unidos como siempre. Pero la realidad ahora es otra: él duerme en un hotel, ella en casa de sus padres. Oficialmente, el motivo es logistico—su casa en La Finca está en obras—, pero el contexto lo complica todo: Cristina está en plena recta final de su embarazo. Y claro, si ya es duro cargar con la barriga, imagina hacerlo sin tu pareja al lado.
El silencio en redes entre ellos encendió todas las alarmas. Nada de comentarios cariñosos, ni una mención, ni una story cruzada. ¿Qué ha pasado con la pareja que compartía hasta el desayuno?
Cristina señalaba que su marido “Es un insatisfecho”
Cristina no ha ocultado que la vida con el chef estrella no siempre es fácil. “Él, de verdad, no es feliz. Es el mejor cocinero del mundo, pero su obsesión por la perfección le impide disfrutar del momento”, confesó hace unos meses. Unas palabras que ahora, vistas con perspectiva, suenan a presagio.
Y es que Dabiz, aunque brillante en los fogones, parece estar volcado en sus retos profesionales, dejando en segundo plano lo personal. Cristina, por su parte, no ha tenido reparos en mostrar su lado más humano. “Estoy agotada”, confesaba en redes. No solo físicamente—el embarazo ya se hace notar—sino también emocionalmente. La sobreexposición, las críticas constantes y ahora los rumores empiezan a pesar a la periodista.
Un «sí» que hiela: la respuesta más fría de Dabiz
No hizo falta una rueda de prensa. Ni un comunicado oficial. Bastaron cuatro palabras para encender aún más la llama de los rumores: «Sí, nos hemos separado». Así respondió Dabiz Muñoz cuando una reportera, sin rodeos, le preguntó si él y Cristina Pedroche se habían separado. Fue un momento breve, casi fugaz, pero cargado de significado. Frío, impasible, y sin un atisbo de emoción en el rostro, el chef dejó caer esa afirmación como quien lanza hielo a un plato caliente.
@revista_hola David Muñoz sorprende con su respuesta al preguntarle por los rumores de crisis con Cristina Pedroche. Tal y como pudo saber ¡HOLA!, la mudanza temporal de la presentadora a casa de sus padres no tiene nada que ver con problemas en su matrimonio. #davidmuñoz #pedroche #cristinapedroche #dabizmuñoz
¿Estaba siendo sarcástico? ¿Irritado? ¿O simplemente cansado de las preguntas? Poco después, añadió que no habla de su vida privada. Pero para entonces, el daño ya estaba hecho: el vídeo circulaba por redes a la velocidad de la pólvora, y miles de fans trataban de descifrar el verdadero mensaje detrás de ese «sí» que, lejos de aclarar, dejó aún más dudas sobre la mesa.
Un gesto… ¿una esperanza?
Pero cuando ya todo parecía apuntar al fin de una era, llegó un pequeño (gran) gesto: Cristina reapareció en Instagram etiquetando a Dabiz en una publicación en la que mostraba su barriguita. ¿Un guiño? ¿Una tregua?

¿Crisis o solo un mal «trago»?
Lo cierto es que, desde que comenzaron su relación, Cristina y Dabiz nos han enseñado que lo suyo no es precisamente aburrido. Ella, carismática, espontánea, intensa. Él, exigente, brillante, absorbente. Una combinación magnética… y, a veces, explosiva.
Entre el embarazo, las obras, el estrés profesional y la constante atención mediática, es normal que el equilibrio se tambalee. No hay confirmación oficial de ruptura. Pero tampoco hay declaraciones de amor. Solo miradas (virtuales), silencios, y algún que otro emoji que nos deja con más preguntas que respuestas.
Y ahora… ¿qué?
Por ahora, la única certeza es que Cristina y Dabiz están viviendo una etapa compleja. No se han dicho adiós, pero tampoco se han gritado un “te quiero” al mundo como antes. En su historia hay espacio para la duda, pero también para la reconciliación.
Así que, mientras esperamos a que acaben las obras —las de la casa y, quizás, también las del corazón—, nos quedamos con esa sensación de que esto, como sus mejores platos, aún no ha terminado de cocinarse.