La barbería en casa, por John Queras
No hace falta instalar un sillón de peluquero delante del espejo ni un poste con rayas rojas, azules y blancas en la puerta del cuarto de baño para convertir tu piso en una auténtica barbería. Tampoco es necesario que sustituyas la pila de la cocina por un lavacabezas old school de latón cromado. Por poder, puedes hacerlo, porque una buena puesta en escena siempre ayuda y en bellezaenvena creemos que, si hay que pasarse, siempre mejor por exceso que por defecto. Pero, insistimos, no es indispensable.
Con los cosméticos adecuados y una rutina ajustada a su frondosidad y longitud, podrás lucir todo el año el vello facial en perfecto estado de revista. Da igual una barba salvaje, un bigote imponente, una revoltosa mosca o una perilla de mosquetero, todos necesitan los mismos cuidados.
Para ello, lávate con un champú específico dos o tres veces por semana, prestando especial atención a la zona más cercana a la boca porque es la que tiende a acumular mayor cantidad de suciedad. Después, aplícate un bálsamo o un aceite que aporte hidratación y nutrición y que ayude a suavizarla y acondicionarla.
Mi recomendación es hacerlo antes de irse a dormir y dejar que actúe por la noche, como una mascarilla. Si lo haces por el día, en cuanto te mesas la barba o juegas con el bigote, te llevarás el producto con los dedos. Y ten siempre a mano un cepillo de fibras naturales para peinarla, perfilarla y darle ese extra de brillo típico de las antiguas barberías.