Todos los detalles de la boda de Marta López, al descubierto
Sí, lo ha vuelto a hacer. Marta López se ha casado por segunda vez y lo ha hecho por todo lo alto: con emoción, estilo, una lluvia de famosos y una fiesta que se alargó hasta el amanecer.
Marta López, la eterna cómplice de nuestras tardes de televisión, volvió a vestirse de blanco el viernes 27 de junio en los románticos jardines de El Mirador de Cuatro Vientos, en Madrid. Y, créeme, hubo glamour, lágrimas, anécdotas de infarto y un fiestón que se alargó hasta que el cielo cambió de color.
Un amor inesperado
Dicen que el amor aparece cuando menos te lo esperas, y eso le pasó a Marta. Tras años complicados a nivel sentimental, Alejandro Huerta, un fisioterapeuta discreto y ajeno a los focos, se cruzó en su camino y todo cambió. Se conocieron hace poco más de un año gracias a un amigo en común —sí, el mismísimo pequeño Nicolás— y, desde entonces, no se han separado. Él, 12 años menor que ella, le devolvió la ilusión y le hizo volver a creer en el amor. Y no solo eso: le pidió matrimonio a los pocos meses, con una naturalidad que, según cuenta Marta, “le ganó el corazón para siempre”.
Una entrada que erizó la piel
La boda debía empezar a las ocho, pero el termómetro madrileño decidió ponerse dramático y retrasó el «¡ahora o nunca!» una horita. Cuando por fin la música de María Mendoza entonó Hasta mi final, Marta apareció abrazada a Hugo (Teyo para la familia), su hijo de 15 años y padrino improvisado. El gesto, un guiño precioso al abuelo que ya no está, hizo llorar hasta a los más duros. (Sí, Makoke confesó que se le corrió el rímel).
El vestido de sus sueños
Para su gran día, convirtió en realidad un diseño Jordi Dalmau: silueta sirena, manga francesa y sobre‑falda desmontable que le permitió pasar de novia sofisticada a diosa de la pista sin cambiarse. En el ramo, un detalle que nos robó un suspiro: una plaquita con la frase «Un trocito de cielo también nos acompaña hoy». Si no se te pone la piel de gallina, revísate el pulso.
